Ravachol, un clásico del carnaval pontevedrés

Desde hace más de 100 años la ciudad de Pontevedra rinde tributo en su carnaval al famoso Loro Ravachol.

Ravachol había llegado a Pontevedra como un regalo para el farmacéutico Perfecto Feijóo. El loro acabaría por convertirse en su fiel animal de compañía.

Debido a su fuerte carácter alborotador y rebelde, su dueño acabó por atribuirle el nombre de Ravachol inspirado en François Ravachol (revolucionario anarquista francés).

Destacaba por su gran habilidad para mantener pequeñas conversaciones introduciendo famosas frases en gallego. Las mismas que posteriormente acabarían convirtiéndose en un referente para el pueblo pontevedrés. Conocido por su mal comportamiento verbal, en la botica podíamos escuchar al dicharachero animal repitiendo: “Vaite de aí, lambón” o “Se collo a vara…”.

Entonces, famoso por sus frases y disposición, Ravachol acabaría por convertirse en un símbolo de unión para todos los pontevedreses.

Su muerte, todo señala que en enero de 1913, deja consternado al pueblo que le oficiaría un famoso entierro con carrozas por las calles. Es por eso que desde 1985 la comunidad pontevedresa declara al Loro Ravachol como el gran personaje de su carnaval celebrando cada año una despedida de honor para dar cierre a la programación de carnaval.

Acompañado de una gran oferta cultural, la programación anual del carnaval en Pontevedra rinde honor cada año al loro Ravachol con un original diseño -diferente cada año-, su posterior incineración y entierro acompañado por un séquito de comparsas, murgas y viudas que, sumergidas en un perfecto atuendo negro, lloran su muerte. Este loro ha hecho que la tradición pontevedresa acabase por convertir a nuestro carnaval en uno de los más populares de todo el territorio.

Si quieres conocer más de cerca su historia, echa un vistazo al programa de 2020, AQUÍ. Además, podrás seguir descubriendo más acerca de sus orígenes gracias a la oferta teatral donde hasta tres grupos artísticos se esfuerzan en la recreación de la Botica de don Perfecto Feijoo.

 

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